La ansiedad infantil por apego se incrementó por la pandemia

El paso de clases presenciales a virtuales fue desafiante y creó tipos de reacciones en los menores. (Fotos: Milena Gálvez)

Durante la emergencia por COVID-19, los niños de entre 7 a 10 años fueron afectados psicológicamente. La ansiedad por apego se desarrolló en las familias y se volvió difícil para muchos menores ir nuevamente a clases presenciales.

Por: Milena Gálvez, estudiante de periodismo de la Universidad San Francisco de Quito.

La salud mental es tan importante como la física y en los menores esto incluye su bienestar emocional, psicológico y social. No obstante, eso cambió con la pandemia por el virus SARS-CoV-2.

La ansiedad por apego es el miedo por la separación del hogar o de personas que son importantes para los menores.

La directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa F. Etienne, resalta que las enfermedades de salud mental constituyen una epidemia silenciosa que ha afectado a las Américas mucho antes de la COVID-19, con depresión y ansiedad.

Según encuestas realizadas por Unicef en el 2020, en Ecuador 4 de cada 10 niños afirmaron que se sentían muy angustiados o tensionados durante los inicios de la pandemia.

La ansiedad sobre la situación mundial en muchos casos se pudo evidenciar en los comportamientos de los menores. Los mismos estudiantes sintieron con mayor intensidad el cambio de las rutinas preestablecidas y el cero contacto con el mundo externo.

La virtualidad en todos los tipos de contextos fue desafiante y creaba tipos de reacciones en los menores. La educación en línea dependía mucho de la decisión y determinación de cada menor; sin embargo, la mayoría se distraía y no funcionaba bien con su tipo de aprendizaje.

Aquello, generaba ciertas situaciones de conducta que generaba desesperación y asimismo algunos rasgos de ansiedad.

La psicóloga infantil Erica Rittner destaca que la ansiedad se puede dar por circunstancias que no se pueden controlar.

No es algo común

Además, Rittner menciona que no es común que menores tengan ansiedad, pero debido a la pandemia se ha hecho presente.  Por lo que, cuando los menores pasan por momentos desconocidos tienden a ponerse a la defensiva, porque su organismo les hace ponerse atento a una posible amenaza.

Todo en cuanto a la ansiedad es divergente, tanto que puede evolucionar o mejorar. Un factor trascendental es su edad, ya que la ansiedad de un niño de 7 años es distinta a la de uno de 12 años.

Durante la pandemia esto estuvo más presente en los ambientes familiares, ya que los cambios abruptos que los menores vivieron hicieron que en la mayoría se desarrolle una ansiedad por apego.

Esto quiere decir que los niños se apegaron más a sus familiares en las modalidades virtuales.

La psicóloga Rittner reporta que actualmente tiene más consultas por ansiedad debido a que los niños no querían separarse de sus madres e ir a la escuela.

Así, la ansiedad comenzó, pero no de una manera en la que los menores la puedan identificar y pedir ayuda, sino que todo se evidenciaba en su forma de actuar y en su cuerpo.

Por las situaciones de la pandemia, los niños sienten temor de separarse de sus padres por temor a la presencialidad. (Fotos: Milena Gálvez)

Tratamiento

Existen diferentes metodologías para que un profesional trate la ansiedad. En el caso de la psicóloga Rittner, son las historias sociales las protagonistas.

Estas consisten en relatar al menor una historia en la que él o ella sea el protagonista y empezar por los sentimientos que conocen y posteriormente ir por lo desconocido y explicarlos. Esto demuestra que cuando se exponen las emociones de una manera más frontal es muy posible que los niños lleguen a entender qué sucede.

Tal es el caso de Eliana Ruiz, madre de un niño de 7 años y de una niña de 10. Eliana explica que cuando comenzó la pandemia siempre fue sincera con respecto a la situación mundial con sus hijos y que eso le sirvió para una constante comunicación entre ellos.

No obstante, lo que inició para sus hijos como algo nuevo y diferente, el estar en casa, paulatinamente, se volvió en un cúmulo de sentimientos.

Al igual que muchas familias ecuatorianas, los niños comenzaron con su hiperactividad dentro de casa, ya que no podían salir, y la falta de concentración en horas de clase causó reacciones diferentes.

Su hija mayor se deprimía y los recuerdos melancólicos de lo que hacía en su rutina antes de la pandemia le afectó.

Pero el caso de su hijo fue distinto, porque él estaba hiperactivo y ansioso por realizar nuevas actividades, pero cerca de su madre. Estas actitudes crean un vínculo más cercano entre madre e hijo, pero puede ser tan fuerte que cuando sea necesario el cambio de actividades se crea un tipo de ansiedad por apego.

¿Cómo identificar la ansiedad infantil?

La ansiedad no tiene las mismas características, porque depende de la personalidad y como el menor llegue a demostrar sus sentimientos y emociones.

Sin embargo, los rasgos que pueden presentarse son el sentimiento de miedo o de preocupación y la variación en sus estados anímicos.

Es importante poder estar atento a cada cambio porque, caso contrario, la ansiedad puede desembocar en problemas para dormir, así como síntomas físicos como fatiga o dolores de cabeza.

Si se identifica ansiedad, es necesario acudir a un especialista y comenzar con la creación de rutinas para que el menor tenga un mayor sentimiento de control en lo que va a suceder en su día. De igual manera, este proceso debe conllevar el tiempo necesario en el que tanto los padres y el menor puedan salir adelante con mutuo apoyo.