Correa, ¿candidato?

Kléber Mantilla Cisneros

La fiscal Diana Salazar pidió la pena máxima por el delito de cohecho a Rafael Correa y su banda en el caso ‘Sobornos 2012-2016’. Grotesco volverlo a ver en elecciones y no en la cárcel. Peor construir una memoria histórica desde esa propaganda burda y demagogia pueril. Más aún, negar su maldad, resentimiento, despilfarro y persecución atroz a opositores. Sería como dudar del intento de fuga de Pablo Romero bajo complicidad internacional; aquel personaje siniestro, máximo de la Secretaría de Inteligencia del correato. Sería una disputa abierta entre el Bien y el Mal, derecha e izquierda, populismo versus democracia; o lo que el teórico Zvetan Todorov denomina ‘memoria del bien contra la tentación del mal’.

Recordemos el relato pseudo-histórico, mentira tozuda y el mito falaz de Eloy Alfaro que Correa usó para tapar la mafia, el Estado de terror, sobornos, ultraservilismo y chantaje omnipresente. Ese relato providencial que justificaba la acción política y la lista de crímenes: 30-S, asesinato del general Gabela, del periodista Fausto Valdivieso, secuestro a Fernando Balda, persecución y muerte de líderes indígenas. Esa acción postataque de Angostura que consolidó el apogeo del narcotráfico y la vía diseñada para asesinar periodistas. Hecho tardío y confuso como Julian Assange, en una embajada.

¿Cómo pudo la maquinaria ‘Arroz Verde’ o Alianza PAIS engañar al país hasta llevarlo al cataclismo? Pues apelando a la ‘razón académica’, el título plagiado, rol del ‘mono’ sabido y la universidad falsa (Yachay, Central y una lista). Correa montó un formato crítico de retórica convencional y elemental en sabatinas por años. Logró la profecía correísta autocumplida aún vigente para 300 años. Esa anexión ridícula con Venezuela y Cuba cambiando historia, academia y filosofía; cosmovisión aborigen y el Sumak Kawsay. Hoy muchos creen que hacían el bien y por eso serían inocentes; o, al menos, no serían culpables del asalto ni chanchullos.

La teórica Hannah Arendt acuñó la banalidad del mal para racionalizar el peor crimen contra la humanidad, donde solo un tribunal internacional (Nüremberg) pudo juzgar con éxito el Holocausto. Parece símil porque la maldad y desastre se los niega con cinismo hasta el final. Más, si Correa, cual Adolf Eichmann, en Jerusalén, dice ser perseguido. Entonces, ¿hay verdad histórica, científica, y creíble? Pues, están los muertos. El perseguido y asesinado silencioso. Las huellas imborrables que en la pandemia del olvido son invencibles e intocadas. Detalle poderoso ante la burda verdad oficial, oficiosa y oficialista que busca inscribir a Correa y salvar cual Eichmann de los 8 años en la cárcel al tirano. ¡Tentación del Bien o quizá del Mal!

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