Tratantes de personas acechan a los refugiados ucranianos

El desconocimiento del idioma y las costumbres de otros países vuelve vulnerables a las mujeres.En la foto, refugiadas llegan a Ämsterdam.
El desconocimiento del idioma y las costumbres de otros países vuelve vulnerables a las mujeres.En la foto, refugiadas llegan a Ämsterdam.

Las mafias dedicadas al tráfico sexual, de órganos y al trabajo forzado se acercan a quienes huyen. También hay personas que se aprovechan.

Redacción LONDRES

Hasta ayer (29 de marzo), unos 3,8 millones de personas habían huido de Ucrania y otras 6 millones se habían desplazado dentro del país a causa de la invasión rusa.

La mayoría de estos son mujeres y niños que durante su escape del conflicto se ven obligados a confiar en extraños y se vuelven vulnerables ante las mafias dedicadas a la trata y al tráfico de personas.

«Para los depredadores y traficantes de personas, la guerra en Ucrania no es una tragedia», advirtió en Twitter el secretario general de la ONU, António Guterres. «Es una oportunidad, y las mujeres y los niños son los objetivos».

Lobos al acecho

Karolina Wierzbińska, coordinadora de Homo Faber, organización de derechos humanos con sede en Lublin (Polonia), le dijo a la cadena británica BBC que los niños eran la mayor preocupación.

Muchos viajan fuera de Ucrania sin compañía. Varios niños han desaparecido y se desconoce su paradero actual como resultado de unos procesos de registro irregulares en Polonia y otras regiones fronterizas, especialmente al comienzo de la guerra.

Algunas personas actúan por su cuenta. Es el caso de Margherita Husmanov, una refugiada ucraniana de Kiev de poco más de 20 años. Llegó a la frontera hace dos semanas, pero decidió quedarse para evitar que otros refugiados caigan en las manos equivocadas.

«Cualquiera puede presentarse en una estación. El primer día que me ofrecí como voluntaria, vi a tres hombres de Italia. Estaban buscando mujeres hermosas para venderlas en el comercio sexual«, cuenta.

Disfrazados de ovejas

El crimen organizado (incluido el tráfico sexual y de órganos y, con frecuencia, el trabajo forzado) no es la única amenaza. Los refugiados también son explotados por individuos.

Personas en Polonia, Alemania, Reino Unido y otros lugares han abierto sus hogares a los refugiados, la mayoría con buenas intenciones. Pero, lamentablemente, no todos.

En una publicación en redes sociales, una mujer ucraniana contó que huyó a Düsseldorf en Alemania. El hombre que le ofreció una habitación confiscó sus documentos de identidad y le exigió que limpiara su casa gratis.

Luego comenzó a acosarla sexualmente también. Ella lo rechazó y él la echó a la calle. (DLH)