La cúpula militar brasileña renuncia en protesta contra Jair Bolsonaro

Es la primera vez desde la recuperación de la democracia que cambia simultáneamente la jefatura civil y militar de las Fuerzas Armadas. La salida agrava la crisis de Gobierno emprendida por el presidente. Foto: EFE.

Los jefes del Ejército, la Marina y la Aviación fueron sustituidos después haber dejado sus puestos en apoyo al ministro de defensa Fernando Azevedo, quién abandonó su puesto el 29 de marzo de 2021.

Pese a que Azevedo no aclaró si el motivo de su dimisión fue por decisión propia o del presidente, el funcionario abandonó su cargo en medio del proceso de sustitución de 6 de los 23 ministros del gobierno. El nuevo ministro de Defensa será el general Walter Braga Netto.

Netto estaba al frente de la Casa Civil como ministro de la presidencia, considerado el más importante del poder ejecutivo. Los tres jefes de las Fuerzas Armadas Edson Pujol (Ejército), Ilques Barbosa Junior (Marina) y Antonio Carlos Bermudez (Aviación) declararon en medios militares que estaban dispuestos a «poner sus cargos a disposición» en apoyo al anterior ministro de defensa.

La decisión de reemplazar a seis de los 23 ministros (lo que supone casi la cuarta parte) todavía no ha sido explicada oficialmente por Bolsonaro hasta ahora. El presidente ultraderechista presiona hace meses a los jefes militares para que la institución le apoye en sus batallas políticas.

Sin embargo, el ministro saliente y la cúpula de las Fuerzas Armadas querían preservar la independencia. Esas discordias fueron claras en 2020, cuando activistas de extrema derecha reclamaban una «intervención militar» para «cerrar» el Parlamento y la Corte Suprema, en unos actos que fueron alentados por Bolsonaro, quien no encontró apoyo en el Ejército.

La «sustitución» de los jefes militares es algo inédito en Brasil y ocurre en un Gobierno que, paradójicamente, está presidido por un capitán de la reserva del Ejército en cuyo gabinete casi la mitad de los ministros procede del sector castrense.

Todos esos movimientos se llevaron a cabo en vísperas del 31 de marzo, un día importante para la ultraderecha, pues en esa fecha, en 1964, ocurrió un golpe de Estado que originó una dictadura que se prolongó durante 21 años y que Bolsonaro ha enaltecido siempre como modelo.