Delincuentes confían en rituales, santos y ánimas benditas

J. RITUALES
Las velas son los principales objetos utilizados en el ritual.

Para que sus atracos salgan bien ofrecen algo, si no se cumple todo les sale mal, aseguran

Puede ser suerte o casualidad. Lo cierto es que funciona y ya forma parte de las ‘estrategias’ a la hora de planificar un delito.

Se trata de los rituales que realizan quienes van a cometer o ya perpetuaron un hecho delictivo y así se aseguran que todos les salga de la mejor manera o a su vez, que no los encuentren y/o pasen por desapercibidos.

Para aquello escogen dos escenarios: el cementerio general y el local comercial que ‘visitarán’, este último cuando se trata de un robo grande.

En el primero de ellos establecen una alianza con los seres del más allá, a cambio les ofrecen algo para que sus espíritus les protejan y eso se debe cumplir con exactitud, de lo contrario, las desgracias caerán una tras otras, sin contar que las almas invocadas se harán presentes, al menos eso creen y es lo que cuentan.

Mientras que en el sitio de los hechos ‘por decirlo así’ hacen otras cosas para asegurar el territorio.

‘Luis’ (nombre protegido) tiene 34 años de edad, vive en la cooperativa de vivienda La Independencia a escasas cuadras del cementerio general de El Empalme (provincia del Guayas).

Recordó que desde los 14 y por influencia de un amigo empezó a consumir drogas en el interior del camposanto, para aquello, subían por las paredes (que en aquel entonces no eran muy altas y estaban  incompletas).

Dentro se hallaban con más hombres que consumían a diestra y siniestra todo tipo de sustancias.

Y así creció en ese ambiente. Expresó que hace como cinco años en una noche estaban ‘chiros’ y ya no tenían qué venderle a los ‘brujos’ (se denomina así a quienes venden drogas) hasta que a uno de sus ‘panas’ se le ocurrió robar en un local de comidas en el Mercado Central y de paso en un puesto de batidos.

El primer sitio lo escogieron por dos razones: estaba un poco alejado del centro y eso lo hacía desolado, también porque la propietaria atendía sola; en el otro lugar porque el dueño siempre se portaba ‘visajoso’ y les ‘montaba la rara’.

Previo, a ‘Luis’ lo invitaron a una reunión donde desde una bóveda abandonada alguien sacó una funda de tela pequeña.

De allí extrajeron cinco velas azules, una cinta roja y los huesos que al parecer serían de un animal.

Asombrado, expresó que en la Cruz Mayor colocaron los cirios en forma de cruz y en el del centro ubicaron la cinta en forma de lazo, mientras que la pequeña osamenta fue utilizada para hacer una especie de círculo.

Luego se invocaron las ánimas benditas por medio de una oración para dar paso al ofrecimiento (algo que solo conoce la persona interesada y que no puede contar bajo ninguna circunstancia).

Las velas fueron apagadas, retiradas y ocultas. De allí partieron a cometer ambos atracos, los cuales se dieron sin ninguna novedad, pese a que a una cuadra había vigilancia policial (exteriores de una entidad bancaria).

“Algo pasó, que la gente ni cuenta se daba de lo que hacíamos, después ya se hizo costumbre hacerlo una y otra vez”, comentó el hombre, ahora, desde hace más de dos años se encuentra en proceso de recuperación, pues fue internado por su esposa en un centro de tratamiento para alcohol y drogas.

Sin embargo, dio a conocer que tiene conocimiento que este y otros rituales aún se practican  en la actualidad, ha sabido que uno de sus conocidos robó una moto sin mayores complicaciones.

Se hizo ‘humo’

Pero este no sería el único uso que se le da a este ritual, pues según contó ‘Miguel’ (nombre protegido) también lo ha hecho para ocultarse.

En una ocasión, (hace como dos semanas) escapó de una clínica de rehabilitación y se escondió en el cementerio, invocó la oración y le prometió algo a las ánimas, los capturadores pasaron a su lado y no lo vieron.

“Mi San Juditas Tadeo y mis muertitos no me abandonaron, tengo mucha, pero mucha fe en ellos y no me fallan nunca”, dijo ‘Miguel’, curiosamente tiene un tatuaje en forma de cruz en la espalda.

“Cuatro veces me he fugado y en las cuatro ocasiones he rezado, y nada ha pasado, me han cogido durmiendo o ‘pareado’ por allí”, finalizó.

En locales

Aunque en los últimos tiempos ‘Luchito’ y ‘Miguel’ sostienen que no se lo ha practicado, hay un hechizo que se realiza en los lugares donde se piensa asaltar.

Consiste en espolvorear tierra del cementerio mientras se reza y se persigna siete veces. Esto, señalaron que es efectivo para que el ‘diablo se duerma’ y nadie se percate de lo acontecido.

Si el atraco sale bien deben regresar a santiguarse al mismo sitio siete veces, si no pueden ser capturados o la mercadería es hallada. “Si las cosas salen mal nos vemos bajo sombra”, resaltó ‘Miguel’ en medio de las risas para referirse a que van a parar a prisión.

La última vez que se llevó a cabo este ‘hechizo’ (o al menos eso saben) fue en el 2018 cuando unos ‘panas’ asaltaron una tienda de abarrotes cercana a la iglesia San Jacinto, en Balzar (provincia del Guayas), nunca regresaron a terminar lo que empezaron, uno de ellos fue atropellado a los siete días y el otro fue aprehendido por otro delito y aún está recluido en la cárcel de Guayaquil.

La fe es todo

Rodolfo Soledispa, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Fátima, dijo que no hay que creer en este tipo de situaciones, pues los muertos ya descansan en paz y los santos deben ser invocados para situaciones buenas.

Señaló que ya depende de cada persona lo que cree, pero lo más importante es la fe en Dios.

Por su parte, ‘Don Toño’, uno de los hombres que labora en el cementerio por once años, comentó que nunca ha encontrado nada fuera de lo común.

“Cuando se hacían autopsias había personas que querían meter fotos de otras gentes dentro de los cadáveres para que se sequen, pero no se lo permitíamos”, sostuvo.

EL DATO:

El ‘éxito’ del ritual es que las velas deben ser de cualquier color, menos blancas.