Desde las 09:00 de este Viernes Santo y primer día de feriado, empezaron a llegar grupos de amigos y familiares al balneario Las Palmas. Era como si desconocían que debido al Estado de Excepción la playa estaría cerrada. Unos iban a bañar al mar, otros a caminar o a jugar fútbol sobre la arena.
Pocas personas alcanzaron a realizar sus actividades, porque fueron retiradas del área de la playa por personal de la Policía y del Cuerpo de Bomberos. A los visitantes les explicaban las nuevas disposiciones de que no podían estar en la playa, pero que podían caminar por el Malecón o acudir a los negocios de comidas.
Pasado el mediodía, el balneario estaba desolado. En el área del malecón, habían negocios abiertos pero con escasos clientes. En el patio de comida lo que más se observaba eran las mesas y sillas vacía.
Lo mismo ocurría en el parqueadero, los encargados de cuidar los carros, se quedaron sin ganar algo de dinero, y esta era la queja de quienes viven de las actividades turísticas. “Cada Estado de Excepción nos sumerge más en la crisis”, refirió Cedma Carrera, artesana, quien desde las 09:00 hasta las 14:30, había vendido tres pulseras de 50 centavos cada una.
Carlos Macías, atiende un restaurante en Las Palmas. Asegura que el cierre de la playa les perjudica, porque muchas familias optan primero por bañar o hacer actividades recreativas y después van a comer.
INCERTIDUMBRE. Cedma Carrera se dedica a la venta de artesanías. Con el cierre de playas no tiene compradores.