Ficoa: ¿su fin?

Andrés Pachano

Ficoa fue un inmenso y generoso huerto; Ficoa fue un remanso en el que, por igual, se disfrutó del trino del ave y del rumor del agua; Ficoa fue la pródiga planicie en la que el hombre extraía el fruto de sus mieses fecundadas; Ficoa fue la “banda” rumorosa y colorida en el relato de Juan León Mera. En fin, Ficoa fue una nostalgia que con el tiempo se transformó en hogar, en la zona de residencia: se pobló su campo; paulatinamente fue, inevitablemente, cambiando como consecuencia de la dinámica social, de la indetenible dinámica de la ciudad.

Es obligación municipal el normar, el regular, el controlar el uso de suelo de la ciudad; nuestro Municipio se encuentra empeñado en lo que ellos han llamado: “Actualización del contenido del Plan de Uso y Gestión de Suelo de Ambato”, sin duda, un necesario instrumento para gobernar la ciudad, el mismo que –entiendo- se encuentra siendo consultado a la colectividad.

En este extenso documento, existe un muy preocupante artículo que atañe a Ficoa, los transcribo textualmente: “Artículo 92.-Uso de zonas naranja.- Corresponde a las áreas de concentración de diversión nocturna como bares, karaokes, discotecas, restaurantes, entre otros. Estos usos se asignan a los siguientes corredores viales y predios: … Av. De los Guaytambos entre las calles los Taxos y los Olivos…”; para redundar, este mismo artículo en un “Cuadro 34”, detalla los servicios generales de esta zona, a saber: “5.5 Servicios de venta y consumo de licor y entretenimiento (se excluye centros de tolerancia) 5.5.1 Actividades de clubes nocturnos 5.5.2 Bares 5.5.3 Tabernas o cantinas 5.5.4 Coctelerías 5.5.5 Discoteca (con suministro predominante de bebidas alcohólicas) 5.5.6 Karaoke y pub 5.5.7 Peñas…”.

¿Miraron un ejemplo de Quito?; en la avenida Amazonas, permitieron este uso de suelo; hoy en las noches es un inmenso prostíbulo.

De promulgarse esto, se estaría legalizando lo que hoy se vive los fines de semana: una extensa y descontrolada cantina pública. De aprobarse esto, Ficoa convertida en zona naranja, estaría a un paso de cambiar -de hecho no de derecho- a zona roja; hay un minúsculo paso.

De aprobarse, el Ficoa que amamos llegará a su fin.