¿Ecuador enterró al Correísmo?

FABRICIO GUERRERO
FABRICIO GUERRERO

Con el porcentaje de votos nulos más altos en la historia y una campaña sucia impregnada, el 11 de abril, Ecuador decidió despedirse del correísmo después de 14 años para darle una oportunidad al opositor de derecha desde el 2013, Guillermo Lasso del movimiento CREO. Con un nuevo escenario político ¿Qué nos deja las elecciones de 2021 y qué podemos esperar?

Empezando con las diferencias entre la primera y segunda vuelta, tanto el Consejo Nacional Electoral como la estrategia de los candidatos cambiaron. En la primera vuelta electoral el error del Consejo Nacional Electoral radica en la publicación de los datos del conteo rápido, en la segunda vuelta esto fue corregido con un Sistema ágil de funcionamiento premamámente que permitió la confianza con el proceso democrático. Esto se puede evidenciar en el discurso de Andrés Arauz donde acepta la derrota y llama a la unión.

En estas elecciones el porcentaje de nulos fue superior al 12% que arrojaron las elecciones presidenciales de 1996 con Abdala Bucaram y Jaime Nebot disputándose el cargo. Con más de un millón de nulos, un incremento de 6 puntos, pero sin el apoyo de todos sus asambleístas para su campaña, cabe preguntarse ¿Yakú puede adjudicarse los nulos? Si consideramos que solo fue un incremento de 6 puntos y que no superó su porcentaje en primera vuelta, la razón del nulo parece inclinarse más por un sentimiento rechazo, sentimiento que puede verse replicado próximamente en las elecciones de Perú y Chile.

En la segunda vuelta, los candidatos cambiaron su estrategia de campaña. Con los resultados obtenidos por Guillermo Lasso en primera vuelta, se evidenció que no logró comunicar su mensaje a todo el Ecuador, por lo que se vio obligado a mejorar su imagen y a escuchar otras propuestas. Profundizando temas como el medio ambiente, los derechos de las mujeres y sociedad civil atrajo el voto de Pérez y Hervas, candidatos que no lo apoyaron en primera vuelta. Para analistas como Mauricio Alarcón, el bajo porcentaje de diferencia entre Yaku Pérez y Lasso para entrar a segunda vuelta, representó un “aterrizaje” que permitió al candidato por CREO cambiar su estrategia de campaña y presentar una imagen más natural.

Por otro lado, Arauz también cambió su estrategia política, sin embargo, no fue la más óptima ya que continúo vinculándose con la figura paternal del ex presidente Rafael Correa sin que eso le bastara para ganar las elecciones. Este error fue promovido inclusive por su propia militancia con hashtags como #ArauzEsCorrea. Según Alarcón, el elector ecuatoriano actualmente es un elector maduro que castiga la incoherencia. Los mensajes que realizó Correa en sus cuentas personales, le pasaron factura al candidato por UNES. Un claro ejemplo fue la crítica que realizó el ex presidente respecto a la persecución política con mensajes como: “el odio pasó de moda” y luego publicar un spot con una lista de “traidores”, lo que resultó evidentemente en incoherencia.

Ojo, es importante recalcar que el correísmo no está muerto, estamos frente una Asamblea de izquierda con la primera minoría liderada por Arauz. Esto fue un mensaje no verbal claro por parte de Arauz al presentarse con todos sus legisladores a su espalda en el discurso final. A pesar que Guillermo Lasso tiene el techo presidencial, en lo que respecta a la asamblea los votos de la alianza CREO-PSC, no son suficientes para aprobar leyes. Si consideramos la alianza de Pachakutik y la ID es claro que el diálogo va a ser necesario en estos 4 años de gobierno. Lasso gobernará un país distinto, donde es fundamental la apertura a escuchar a los grupos marginados y recibir la crítica.

FABRICIO GUERRERO