¿Yunda y Lasso?

En Quito son muchos los postulantes a la Alcaldía, pero pocos tienen serias posibilidades de ganar. Y entre los posibles ganadores no figuran ni en Quito ni, peor, en otras ciudades los candidatos del Gobierno.

CREO no tiene ni la fuerza ni la confianza ciudadana necesaria como para triunfar en las seccionales. La falta de visión y eficiencia del actual Ejecutivo será castigada por los electores, quienes deberán confiar en otras organizaciones y líderes políticos para, de esta manera, esperar que la situación mejore.

El país está sumido en la delincuencia, desempleo, crisis económica y sanitaria y lo que es peor, ya no tiene ni la esperanza de que las cosas se solucionen. Por todo esto, el Gobierno debe ser consciente de su inminente fracaso electoral.

Lo que no debemos subestimar es su cinismo y desesperación para seguir teniendo control e influencia sobre algunas alcaldías y prefecturas del país, lo cual se ve claramente en Quito y a lo mejor podría verse -o ya se evidencia- en otras ciudades del país. Si bien CREO pondrá candidatos propios, también estará negociando con otros antagonistas políticos para, de esta manera, “ganar” sin dar la cara.

La duda surge en la capital de la República donde, si bien es cierto que Jorge Yunda está primero en las encuestas, el candidato correísta de RC, Pabel Muñoz, es otra opción fuerte para llegar a la Alcaldía, más aún hoy que se ha aliado a Wilson Merino, quien puede contribuir con el voto de los jóvenes.

Resulta evidente que Guillermo Lasso, eligiendo entre Yunda y Muñoz, ha de querer que gane Yunda. Un candidato que fue tan hostigado y perseguido por Lenín Moreno, como es Yunda, de repente se postula sin que nadie, desde el Ejecutivo, se lo impida, para que justamente, Muñoz tenga más difícil la contienda y tenga menos posibilidades de ganar las elecciones.

Un libreto no tan descabellado, porque la Alcaldía de Quito es fundamental y más aún porque los candidatos cercanos al Gobierno no van a tener respaldo popular.

Así que miremos con más cuidado y suspicacia lo qué pasará con los candidatos y las candidatas a lo largo y ancho del país, pues esta fórmula de que gane cualquiera más no el correísmo, podría repetirse en otras ciudades y provincias.