Un rearme moral y cívico

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Crece el caudal de información sobre la negligencia ciudadana ante la pandemia.

El Covid puso en el centro del debate social las falencias del sistema de salud en el sector público y privado, y los espejismos en materia de seguros de salud que son más necesarios que nunca.

Podría afirmarse que los negligentes de todo tipo, ni aman a sus familiares y menos a sus conciudadanos, ni conocen ni entienden la tragedia. Ni son capaces de interpretar las consecuencias de su vandalismo social.  Siguen los contagios al alza, los hospitales desbordados y el oxígeno en falta. Y, por supuesto, las quejas de que a ellos o a sus allegados no se les brinda la atención requerida.

A las puertas de nuevos gobierno y parlamento, el problema del sistema de salud está en el primer lugar de la agenda. ¿Cómo obtener más vacunas? ¿Cómo dar un respiro a un personal sanitario que, a las claras, experimenta gran y acumulado cansancio? Esta es la encrucijada que debe obligar al nuevo gobierno a tomar decisiones radicales.

El equipo de transición del Presidente electo, a las puertas del cambio de mando, enfrenta multiplicidad de voces dialogantes, entonces, ¿a cuál de ellas creer? En el Ministerio de Salud, después de tantos funcionarios que por allí pasaron, ¿quién es el más autorizado?

¿Cómo cuadrar los números? Sin embargo, hay algo inobjetable: mejorar y optimizar el país tiene como asignatura impostergable poner a raya a la pandemia haciendo crecer la economía. Todo lo demás se da por añadidura. También la disciplina social y la reducción de la delincuencia están detrás de todas las decisiones estratégicas.

Precisamos un gran un rearme moral y cívico. Se pregona y ansía un clima de libertad. Sin embargo, la libertad está en otra parte: encarar la magnitud del desafío, primero de la economía, y enseguida la pandemia. Ambas van tomadas del brazo.

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