Que prime el respeto

En 1948 se aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos, que consagra el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona como fundamento para la libertad, justicia y paz en el mundo.

La Constitución de la República del Ecuador, establece en su artículo 11, numeral 2, que “todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades”.

A lo largo de la historia las sociedades han luchado incansablemente por eliminar toda forma de discriminación al ejercicio pleno de los derechos: derechos civiles, laborales, derechos de las mujeres, de los niños, de la naturaleza, y aunque se ha logrado reducir la brecha de desigualdad, aún queda un camino largo por recorrer en materia de reconocimiento, ejercicio y respeto de derechos.

Hacemos un llamado a la ciudadanía, al sector público y privado, para que rescatemos en conjunto el valor fundamental del respeto.

Del latín ‘respectus’, significa atención o consideración, y la RAE lo define como “veneración, acatamiento que se hace a alguien”, y debe primar en una sociedad para su adecuado desarrollo. Respetar el derecho propio y el de los demás; el respeto y cumplimiento de las leyes y normas es fundamental en un verdadero Estado de Derecho.

Respeto no significa pasividad. Respetar exige que alertemos y denunciemos las irregularidades, la falta de transparencia, la discriminación, los actos ilícitos y todo hecho o circunstancia que limite,  menoscabe o socave los derechos individuales o colectivos y el bien común.

El Ecuador merece y exige respeto. Los ecuatorianos merecemos y exigimos autoridades respetables, probas, independientes, responsables y transparentes. Jueces que ejerzan sin presiones ni dilaciones y que no permitan la impunidad. Autoridades que representen la voluntad del pueblo, que antepongan las necesidades del ciudadano a sus intereses particulares. Los ecuatorianos exigimos el respeto a nuestro derecho a trabajar para llevar alimento a nuestros hogares.

El respeto exige que alcemos la voz cuando algo está mal y que reconozcamos y felicitemos las buenas acciones, especialmente aquellas que promueven otros valores como la honestidad y la integridad.

Por lo anterior, a ustedes mujeres,todo nuestro respeto y admiración, no por el hecho de ser mujeres, no porque hoy sea un día memorable, una fecha conmemorativa, sino por la labor que realizan en la sociedad, por aportar significativamente al desarrollo del país: desde sus hogares, a través de sus estudios, de sus trabajos, al inculcar valores en sus hijos y educarles a través del ejemplo, al ser solidarias y fuertes.

El mérito y el respeto no son una cuestión de género.

* Miembro del directorio de la Cámara de Comercio de Quito.

Emilia Grijalva Reyes
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