El voto negativo

La condición de ciudadano apto para votar ensambla ciencia jurídica y conciencia social humana.

En esta hora, nacionales y extranjeros, aptos para votar, no cumplen el papel físico de acudir a las urnas; sino que, deben materializar con su voto, la carta sustantiva del ‘deber-ser’ en favor de los demás y de sí mismos.

No votar positivo, no votar o votar nulo o blanco, significa negarse a sí mismo la condición del poder popular; único poder inquebrantable de la democracia; a fin de que la función ejecutiva se integre a las otras funciones del Estado, bajo el mandato propio del pueblo.

Es importante esta decisión y acción libérrima porque avala la construcción y razón de ser de la civilidad, dignidad y crítica. Negar aquello significa orientarse de espaldas a la responsabilidad ciudadana personal, nacional y humana.

El silencio o el reniego al voto significa también el reniego y el ‘quemimportismo’ frente a los grandes problemas del Estado neoliberal vigente; atormentado por la corrupción gubernamental de prácticamente tres lustros. Significa indiferencia con nuestros héroes de blanco, traición a nuestros fallecidos prematuramente por el mal manejo de la pandemia; indiferencia al endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional y otros; a la venta anticipada de petróleo por múltiples años; a la explotación antitécnica de minerales; a la injusta administración de justicia investigativa y sancionadora; a la resignación de que no se recuperaría los dineros robados; a la orientación y enseñanza de las generaciones jóvenes de que las mafias de la droga y de la corrupción convierten a los seres humanos en esclavos; y tantos otros males que producen alzheimer popular.

Este once de abril, el Ecuador con tu voto puede renacer, debe renacer y renacerá.

Tu voto representa tu dignidad, la de tu familia y de la Nación.

¡Vota positivamente!

Walter Enríquez Vásquez